Esta vez el tiempo estaba muy justo para un fin de semana repleto de actividades para enseñar al público las bondades del overclocking extremo y de como podían trasladar los mismos a un overclock moderado en sus propios equipos.
En esta ocasión teníamos ayuda, el pequeño ingeniero de Intel que siempre andaba jugueteando con el LN2...
El único punto que menos me gustó, es que fue muy poco tiempo, pero nos comentó la dirección de Dreamhack, que para el año que viene estaban pensando en alargar el evento unos cuantos días más.
Como siempre, lo mejor del evento, la gente; compañeros que ya nos conocemos de hace muchos años y de otros eventos, esa pequeña familia en la que nos hemos convertido.
Un placer haber compartido esta nueva experiencia, nervios, tensiones, risas... Con mi pequeña familia que, por desgracia, tan solo nos vemos unos días al año.
Antes de ponerme más sensiblero, os dejo algunas fotos más que Arturo y David han tenido la amabilidad de compartir conmigo. Ya que , aunque parezca raro, mi cámara no llegó a salir de la maleta.
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